Vaticinios post digitales de todas las tecas LA ARCHIVOMANCIA


LA ARCHIVOMANCIA

“La Naturaleza no acepta el pensamiento de rigor cuya falta de flexibilidad paraliza sus esfuerzos, porque ella jamás engendra dos cosas idénticas; no conoce más que cualidades, y para coordinar estas cualidades entre si se basa en analogías y procede por afinidad” Paul Marteau



La Archivomancia es un dispositivo de exploración de archivos, basada en la Psicocinesia, el azar, lo random, el automatismo psicofisiológico. Usando al archivo como un oráculo al que se le puede visitar, jugar, consultar, ritualizar y obtener respuestas. Transformando a los archivos en sistemas físicos vivos en evolución.

Para ello la Archivomancia desarrolla una serie de estrategias e instrucciones, así un juego de 48 cartas y dos dados que conjuga los principios herméticos del tarot con la ciencia de las cartas Zener para generar imágenes y códigos numéricos construidos con el material de archivo logrando un psi-missing como resultado.

 Además una nueva entropía sobre los sistemas del archivo que desemboquen en nuevas configuraciones imposibles en el gran universo dataista.












La Archivomancia es un conjunto de prácticas que expresan simbólicamente un esfuerzo por preservar la memoria mas allá del archivo cuya visión y nuevos mitos son muy necesarios en un mundo donde imaginar el futuro ficcionado es un privilegio de la mayoría euro centrista. 

Lo random lo aleatorio el azar bajo la acción de un pensamiento una pista aunque sea difusa desemboca en configuraciones imposibles alterando la necesidad y la naturaleza del archivo, JB Rhine y Karl Edwar Zener experimentaron con la telepatía y la influencia del pensamiento sobre las cosas, su sistema de cartas es una esperanza psicocinética del post humanismo.

Los nuevos protocolos se develaran con las intervenciones futuras de los sectarios del dataismo, en otros archivos con diferentes runas con nuevos códigos los vaticinos de los hechiceros neo digitales, sobre la era de la minería de datos y las generaciones que los minaran.









“En el principio era la palabra” comienza el texto de Burrougs. La Palabra divina es eminentemente creadora: “Y Dios dijo: hágase la luz. Y la Luz se hizo”. Burroughs parece reclamar los mismos poderes para la palabra humana. La palabra poética nunca se ha resignado a la pérdida de este poder mágico que algunas vez fue suyo. Lo que equivale a decir 75 que la palabra poética es, en su raíz, cinética. Y éste podría ser su vinculo más profundo con la palabra política. La utopía última de la palabra política. Se vería realizada con las siguientes palabras: “Y entonces Burroughs (o Marx, si prefieren) dijo: hágase la revolución. Y la revolución se hizo”. (Por un arte impuro - Carlos Gamerro).
Entonces, escuché:

Sé que colgaba

del árbol ventoso

cada una de las nueve noches herido de lanza
y entregado a Wiracocha
a solas conmigo
en aquel árbol
que nadie conoce cuales son sus raíces
no me dieron pan
ni cuerno para beber mire hacia abajo
tome la runas
las tomo como un grito me caí del árbol.









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